Valentin Carderera, un retratista con Conciencia Patrimonial: 1ª Parte

Valentin CARDERERA,UN RETRATISTA CON CONCIENCIA PATRIMONIAL.

(1ª Parte)

1.- Biografía

2.- Sus viajes.

1.- Biografía  

Retrato de Valentín Carderera por Federico de Madrazo y Kuntz (Museo de Huesca) Foto: Sofia Muñoz
Retrato de Valentín Carderera por Federico de Madrazo y Kuntz (Museo de Huesca) Foto: Sofia Muñoz

            La Biblioteca Nacional de España ha expuesto, hasta hace muy pocos días, parte de la obra de un dibujante y coleccionista excepcional y que, yo, personalmente, desconocía, Valentín Carderera (1796-1880).

Ha sido tal el impacto de la obra que pude disfrutar que me decidí a investigar y conocer más de él y hacerlo visible a los ojos de aquellos que me seguís.

Valentín Carderera y Solano nació en Huesca en 1796, fue pintor, divulgador, coleccionista, bibliófilo y un gran estudioso. Pero a todas estas facetas se le unía una que, a mí, como  alumna de Historia del Arte, más me ha impresionado, y, por supuesto, complacido. Y esa faceta no es otra que la de su obsesión por salvaguardar el patrimonio histórico nacional que pudo conocer, y que, por desgracia para nosotros, no todo ha llegado  hasta nuestros días.

Carderera también fue el primer biógrafo de Goya, no en vano fue un gran coleccionista de sus dibujos y grabados.  

 

Pertenecía a una familia humilde donde, y como en tantísimos casos, sus padres, Lorenzo y Mariana procuraron darle una esmerada educación. Quedo huérfano de madre a la edad de dos años.  De pequeño ya sobresalía por sus dotes para el dibujo, pero es que además eran un buen estudiante, sobre todo en gramática y en humanidades. Consiguió una beca, llamada de gracia, para estudiar en el Seminario Conciliar de la Diócesis de Huesca. Ingresó en la Universidad Sertoriana de Huesca, donde, durante tres años, compagino sus estudios de Filosofía con sus inquietudes pictóricas. Posteriormente se matriculó en Teología. Cursando el primer año se intereso por él José Palafox, capitán general de Aragón, al ver algunos de sus dibujos y acuarelas. Le toma bajo su protección y Carderera acompaña a Palafox por el territorio de Aragón, especialmente por los valles pirenaicos, convirtiéndose, circunstancialmente, en delineador del ejercito.

Grabado de la Universidad Sertoriana de Huesca
Grabado de la Universidad Sertoriana de Huesca

Se trasladará a Zaragoza e ingresará en la Real Academia de Bellas Artes de San Luis, y en el taller del pintor Buenaventura Salesa. Muy probablemente, en esta época, Palafox presentaría, a Valentín Carderera, a su primo, José Antonio Aragón Azlor, duque de Villahermosa, surgiendo un vínculo entre ambos que les duraría toda la vida. Palafox también le presentó a Goya, para que fuera su maestro, pero la avanzada edad, y su sordera, hizo que Goya no le tomara como discípulo.

 

El Duque de Villahermosa y, al fondo, la vista de su palacio. Colección de J.A Urbina  Foto: Sofia Muñoz
El Duque de Villahermosa y, al fondo, la vista de su palacio. Colección de J.A Urbina Foto: Sofia Muñoz

 

Ya en Madrid, en 1816, ingresa en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Aprendiz de Maella, el pintor  valenciano, también de avanzada edad, como Goya. A su muerte se convirtió en discípulo de José de Madrazo. Su vida en Madrid fue de gran actividad social. Acudía a la famosa tertulia del Parnasillo, en el viejo Café del Príncipe. En esta tertulia, donde se discutían las ideas del movimiento romántico conoció, entre otros, a Federico de Madrazo y Genaro Pérez Villaamil que crearían el Liceo Artístico Literario, que fue primordial, para el desarrollo de la pintura romántica, a través de sus exposiciones periódicas. Carderera llego a formar parte de su junta directiva.

 

Carderera fue un gran viajero, pues se recorrió prácticamente toda la Península Ibérica, Italia, Francia Bélgica y Reino Unido, donde trato a artistas, escritores y eruditos como Prosper Mérimée, Eugene Viollet-le-Duc, entre otros, y con los que mantuvo asidua correspondencia. Pero estos viajes los dejo para el apartado siguiente.

 

Dibujo de Viollet le Duc
Dibujo de Viollet le Duc
Retrato de Prosper Mérimée en 1869 en  Museo Carnavalet - Historia de París de  Bonaparte, Mathilde (Trieste, 27–05–1820 - Paris, 02–01–1904), dessinateur
Retrato de Prosper Mérimée en 1869 en Museo Carnavalet – Historia de París de Bonaparte, Mathilde (Trieste, 27–05–1820 – Paris, 02–01–1904), dessinateur

 

Después de su viaje a Italia, que duro cerca de nueve años, regreso a Madrid y se instaló en el palacio de sus protectores, los duques de Villahermosa

 

En 1836 formó parte de la comisión que inventarió los monasterios desamortizados de las provincias de Burgos, Valladolid, Palencia y Salamanca, realizando numerosos estudios y dibujos de monumentos y distintas obras de arte, siendo publicados entre 1855-1864 en la obra Iconografía española. En 1838 fue miembro de la Junta del Museo Nacional y del Museo Real de Pintura y Escultura, y de las Reales Academias de San Fernando y de la Historia. Algunos de estos dibujos fueron utilizados por Genaro Pérez Villaamil para la edición de la España Artística y Monumental. En el Museo nacional de la Trinidad, 1838 demostró su talento en la clasificación, restauración y colocación de los cuadros, pese a las dificultades  arquitectónicas del edificio.

 

 

 

Don Sancho III el Deseado y el Bajo relieve del sepulcro de su eposa Doña Blanca de Valentin Carderera
Don Sancho III el Deseado y el Bajo relieve del sepulcro de su eposa Doña Blanca de Valentin Carderera
Fernando I Rey de Aragon, Doña Leonor su esposa y otros personajes de Valentin Carderera
Fernando I Rey de Aragon, Doña Leonor su esposa y otros personajes de Valentin Carderera
Alfonso V el Magnánimo de  Valentin Carderera
Alfonso V el Magnánimo de Valentin Carderera
El Infante Don Felipe de Valentin Carderera
El Infante Don Felipe de Valentin Carderera

En 1843 es nombrado pintor honorario de Cámara de S.M. y en 1847 académico de número en la Academia de San Fernando, ejerciendo de profesor de Teoría e Historia de las Bellas Artes. Fue distinguido Caballero de la real Orden de Carlos III y de la Gran Cruz de Isabel la Católica. En 1848 fue designado adjunto al director del Museo Real, y en 1850 interviene en la creación del Museo de Bellas Artes de Huesca.

 

Fue uno de los más importantes coleccionistas de su época, heredando, para mayor abundamiento, la colección ilustrada de Ceán Bermúdez, posteriormente adquiridas por el Estado y hoy en día conservados en la Biblioteca Nacional.

Ceán Bermudez de Francisco e Goya y Lucientes
Ceán Bermudez de Francisco e Goya y Lucientes

 

Valentín Carderera moriría en la madrugada del 25 de marzo de 1880, en el ala que ocupaba desde al menos 1831, en el 2º piso del Palacio de Villahermosa, actual Museo Thyssen-Bornemisza. Su precario estado de salud durante los últimos días había sido objeto de alguna reseña en prensa, así como lo fue profusamente su fallecimiento. Sus exequias se oficiaron en la parroquia de San Sebastián.

 

Según Matías Fernández García, en su Parroquia madrileña de San Sebastián: algunos personajes de su archivo: “En el empadronamiento general de habitantes del 1 de enero de 1866, Carderera declara residir en la plazuela de las Cortes, nº 4, 2º piso, desde al menos cuarenta años antes. Declara también no abonar importe alguno por el alquiler de este cuarto (ya que vivía en el gracias al mecenazgo del duque)”

Se anunciaba su extrema gravedad en La Iberia y en El Imparcial del domingo 21 de marzo. La Iberia puntualizaba, además, que había recibido el viático el día 20, por lo que don Valentín debió de tener una agonía que duró varios días”.

“Hasta 1905, cada 25 de marzo la familia de Carderera insertó esquelas en La Correspondencia de España, para anunciar el aniversario del fallecimiento y las misas que se celebraban en su memoria en la iglesia de san Jerónimo el Real”.

Jardin del Palacio de Villahermosa de Valentin Carderera Foto: Sofia Muñoz
Jardin del Palacio de Villahermosa de Valentin Carderera Foto: Sofia Muñoz

 

2.- Sus viajes

 

            Valentín Carderera fue un gran viajero. Su periplo comenzó, en su casi adolescencia, por los valles Pirenaicos, como delineador militar. A finales de 1822 inició su viaje a Roma, llegando a primeros de 1823 después de tres meses de viaje por tierra. Fue pensionado por el duque de Villahermosa, y permaneció en Italia alrededor de nueve años. En Roma convivió con una nutrida comunidad artística española con la que solía hacer excursiones por los alrededores de Roma. Sin embargo el viaje más largo fue el que realizó a Nápoles, donde permaneció alrededor de siete meses entre 1824 y 1825.

 

Vista de Roma  en el Museo de Bellas de Huesca de Valentin Carderera
Vista de Roma en el Museo de Bellas de Huesca de Valentin Carderera

Su actividad como dibujante, sería incesante durante todo ese tiempo, plasmando en sus dibujos, a lápiz o acuarela, todo lo que le llamaba la atención, dentro del arte, especialmente sepulcros medievales pertenecientes a las casas reales de Anjou y de Aragón, y también todos los monumentos que fueron erigidos en la época de domino aragonés en la ciudad napolitana. Desde Nápoles hizo excursiones a Pompeya y Posillipo, realizando varios dibujos de edificaciones y personajes con indumentaria popular.

Carderera realizó, en su periplo italiano, numerosos retratos de la nobleza y de la jerarquía de la Iglesia, junto a diplomáticos españoles en Roma y Nápoles. Cabe destacar los retratos de los cardenales Pacca o Fransoni, la princesa Doria o el conde de Marsciano. Especial mención son los ocho retratos que realizó de la princesa Doria Pamphili, Teresa Orsini de Gravina (1788-1729) personaje que dedicó su vida a la caridad, siendo fundadora de la Orden de las Hermanas Hospitalarias y de las damas Lauretanas, cuya principal función era la rehabilitación de las prostitutas  y la ayuda al peregrino. Teresa Orsini de Gravina fallecería el 3 de julio de 1829. La temprana muerte de la princesa Doria transformó en veneración la  admiración que sentía Carderera por la princesa. Madrazo, describió, en la biografía que hizo sobre Carderera, el amor platónico del pintor  sobre la princesa:

Vista del Ponte Nuovo junto a la Porta Carbonara, en la murallas de Napoles 26 del 02 de 1825 Foto: Sofia Muñoz
Vista del Ponte Nuovo junto a la Porta Carbonara, en la murallas de Napoles 26 del 02 de 1825 Foto: Sofia Muñoz

“Lo que Laura de Noves para el Petrarca, había sido aquella aristocrática hermosura para el sensible Carderera: el cual, prendado de sus hechizos, sin que ella lo supiese, la retrató repetidas veces a sus solas, encerrado en su estudio, poniendo el modelo a la luz de su fidelísima memoria y trasladándole al lienzo, vivo y radiante, cual la veía en el santuario de su corazón. Dan testimonio  de la rara perfección de la obra, creación de su exaltado platonismo, el ruego que le hizo el joven príncipe Doria, muerta ya su madre, de que le cediese uno de aquellos retratos para que figurase en su famosa galería de cuadros, y el bello soneto que un eclesiástico poeta, preceptor o capellán del romano prócer, escribió en elogio del pintor y de la princesa difunta.

 

Este texto lo he extraído de la obra de José María Lanzarote Guiral, Valentín CARDERERA. Dibujante, coleccionista y viajero romántico (1796-1880).

 

Atraído por un moderado romanticismo, vuelve a España  en 1831 y realiza una labor pictórica no muy abundante, con temas literarios, alegóricos y religiosos. En 1835 figura en la exposición del Liceo con la obra Los Reyes Católicos recibiendo a Colón a su vuelta del Nuevo Mundo, dándose la circunstancia de que será el, quien ya convertido en un erudito, divulgue en su Memoria sobre el retrato, traje y escudo de armas de Cristóbal Colón el rostro del Almirante, tal y como sería plasmado, posteriormente, por los pintores de historia.

 

Como ya dije antes, en 1836, el gobierno le encargó el estudio e inventario de los objetos de pintura y escultura de aquellos conventos y monasterios desamortizados en las provincias de Valladolid, Burgos Palencia y Salamanca, reuniendo más de doscientas láminas.  “El objetivo de esta comisión consistía en aconsejar a los jefes políticos en la selección de obras para el establecimiento de los futuros museos provinciales con objetos procedentes de las casas religiosas extinguidas”, según cuentan Itziar Arana Cobos y Rocío Calvo en su libro Viajes artísticos por Castilla y León. Dibujos de la colección Carderera en el Museo Lázaro Galdiano. Pero esta no era la única misión de sus viajes También debía “elegir aquellas obras que, a su juicio, tenían que ser trasladadas a Madrid con destino al Museo Nacional y tomar nota de aquellos monumentos que mereciesen ser conservados”

 

Las inquietudes de Valentín Carderera nos sitúan ante aquellos monumentos que corrían verdadero riesgo de desaparecer para siempre, como sucedió con algunos. Los dibujos y los textos referentes a los mismos, es decir, el testimonio artístico y literario que nos dejó de aquellos viajes, son la primera prueba de su preocupación por el patrimonio monumental,  pero, además, hay que destacar que no se limitó a exponer o denunciar la situación, como hicieron otros contemporáneos, sino que participó activamente en la salvaguarda de aquellos bienes, tanto muebles como inmuebles, llegando a ser uno de los más destacados protagonistas.

Viajó varias veces a Londres y París, buscando editor-impresor para su colección de dibujos.

 

 

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